Ramón Oviedo Interpretado
Varios críticos de arte comparten sus interpretaciones de la obra de Oviedo. Compilación a través de el coleccionista y amigo del artista, Antonio Ocaña.
Oviedo es un hombre universal. Su pintura es un mundo de confusiones y cobardías, se erige como un nuevo mensaje, fresco y valiente, seguro y sugerente, un mensaje con el cual este artista se abre poco a poco una posición de amplio significado propio, en el contexto del mayor arte que puede crearse hoy en América Latina. Oviedo inventa formas que podrían tallarse en granito o fundirse en bronce; se expresa en una paleta intensa y transparente que es un reto a la sensibilidad, un excitante para la retina.
C. 2001. Acrílica sobre lino. 68 x 138 pulg. Colección privada. Imagen: Antonio Ocaña.
Oviedo es un pintor social. El más acusador de los pintores que han tomado del pueblo sus temas y han volcado en sus telas el humanismo insular, y las posibles traducciones que pueden arrancárseles a esa humanidad: Costumbre, tropicalidad, insularismo, tristeza, misterio, sensualidad, desnudez… y que ahora abre paso con el pintor al realismo angustioso del hombre y la pobreza a que están condenados los marginados sociales: Los eternos protagonistas, así parece, de nuestra multiplicada y sometida población en el paso de los tiempos.
C. 1965. Mixta sobre lienzo. 45 x 94 pulg. Imagen: Antonio Ocaña.
La obra de Ramón Oviedo se ha distinguido siempre por un especial intento de definir la vida a través de imágenes que testimonian la angustia del hombre. Y esa angustia, que parte de una reflexión conceptual, abarca desde los más inimaginables estados de indefensión hasta el perenne sentido de la muerte, acondicionamiento incuestionable de toda existencia… La pintura de Ramón Oviedo no es anecdótica; unifica a través de símbolos golpeantes al hombre universal en sus enfrentamientos básicos de existencia.
C. ????. Acrilica sobre lianzo. 60 x 50 pulg. Imagen: Antonio Ocaña.
Uno nunca alcanza completamente a captar un lienzo de Oviedo desde la primera mirada. Múltiples substratos, -tanto físicos y técnicos como simbólicos-, revelan la riqueza del cuadro cuando nuestra mirada penetra en las entrañas de la obra. La fascinación empieza con el espacio, más abierto, más atmosférico que nunca. Observamos un concepto espacial el cual organiza las figuras no solamente en el espacio sino también en el tiempo. Los fondos de Ramón Oviedo parecen unos archivos de la memoria y del olvido progresivo de recuerdos lejanos. Pasamos de nebulosas insinuaciones a diminutas configuraciones. Las estructuras emergen, flotan, gravitan.Ramón Oviedo ha sido y sigue siendo uno de los más auténticos representantes del expresionismo dominicano en sus temas dominantes de la condición humana y sus tragedias, en sus distorsiones de formas apoyadas en el virtuosismo de sus dibujos anatómicos, en la vitalidad de sus superficies parecidas a la piel o a la corteza. En cuanto a la consistencia material de su pintura, nadie ha podido igualar sus manchas brillantes, sus zonas lisas y fluidas, sus ranuras chorreantes y sus empastes de materias, las rasgaduras y escarificaciones del pigmento. Los ojos del espectador reciben la impresión de penetrar más allá del mundo material, en las entrañas de una «persistencia evolutiva
C. ????. Acrilica sobre lienzo. 40 x 50 pulg. Imagen: Antonio Ocaña.
La muestra es contundente, abrumadora, vigorosa. Pintura abierta, terrenal y telúrica en la que ningún objeto limita el espacio, sino que lo integra y finalmente lo desborda. Oviedo pinta como poseído por volcanes internos que se derraman devorando sin prisa los enormes espacios de sus lienzos. Raspa, vierte, araña el lienzo y va explorando concienzudamente las superficies, erizándolas, desgastándolas o cubriéndolas y poblándolas con una vertiginosa sucesión de clamores y susurros. La pintura de Ramón Oviedo nos place y nos duele. No sabemos por qué, e ignoramos en que región del alma se asienta ese dolor.
C. ????. Acrilica sobre lienzo. 60 x 80 pulg. Imagen: Antonio Ocaña.
Ramón Oviedo Herasme, nació en la ciudad de Barahona, 7 de febrero de 1924. Murió el 12 de julio de 2015, en la ciudad de Santo Domingo.