Salomé Ureña (1850 - 1898)

Salomé Ureña y Díaz de León (21 de octubre de 1850 - 6 de marzo de 1898) nació el viernes 21 de octubre de 1850, en la ciudad de Santo Domingo, capital de la República Dominicana. Fue una poeta dominicana y una de las primeras defensoras de la educación superior de las mujeres en la República Dominicana. Desde muy temprano, Salomé comenzó a cultivar su talento poético. A los 15 años escribió versos; a los 17 los publicó por primera vez, calzados con el seudónimo de Herminia.

Fotografia de Salomé Ureña

Salomé Ureña era hija de Nicolás Ureña de Mendoza y Gregoria Díaz y León. La madre de Salomé, nació el 25 de diciembre de 1819 y murió en 1914; era hija de Pedro Díaz y Castro. Nicolás Ureña de Mendoza, padre de Salomé, nació el 25 de marzo de 1822. Fue poeta, abogado de buena reputación, ocupó cargos de Senador y de Magistrado y se dedicó al magisterio y al periodismo.

Ramona Ureña Díaz, su única hermana, nació el 26 de octubre de 1843 y murió en Santiago de Cuba en 1936, a la edad de 88 años. Ramona nunca se casó, y no dejó descendencia.

Desde muy temprano, Salomé Ureña asimiló los principios sobre la patria que había heredado de su abuelo y de su padre. Salomé comenzó a cultivar su talento poético. A los 15 años escribió versos; a los 17 los publicó por primera vez, calzados con el seudónimo de Herminia, que llegó a ser totalmente conocido.

Según expresión de César Nicolás Penson (1855-1901), autor, poeta y abogado Dominicano, Salomé Ureña "fue poetisa vaticinadora en cuyos épicos cantos predominaba siempre la nota patriótica con los encendidos y vehementes anhelos y alientos de titán. Vidente como los grandes vates de las revoluciones del espíritu, Olmedo, Heredia y Quintana, recogió la herencia de sus estrofas altivas y apasionadas, y sorprendió a la América y al mundo…"

A la edad de treinta años en 1880, se casó con el Dr. Francisco Henríquez y Carvajal, él mismo escritor y figura política. La pareja tuvo cuatro hijos: Francisco, Pedro, Max y Camila Henríquez Ureña.

La vida de Salomé Ureña de Henríquez se resume en dos hechos esenciales: soñó con el bien de su patria y dedicó sus versos a encaminarla hacia la paz y el progreso. Después creyó que esto no bastaba, y se dedicó a la educación de la mujer.

Salomé Ureña falleció por complicaciones de la tuberculosis el 6 de marzo de 1898, a la temprana edad de 47 años.


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